Ahora, el monstruo camina despacio,
libre de cualquier tensión, alejado
del recuerdo de ayer y pensando en
el siguiente día.
Las cadenas rompí para hacerle libre
y mordiéndome los labios para no
llorar, cerré los ojos y lo dejé marchar.
Derramó una lágrima por cada instante
vivido, por cada momento compartido
con un ente tan efímero como yo.
Pero ahora, el monstruo camina despacio,
libre de cualquier tensión, alejado
del recuerdo de ayer y pensando
en el siguiente día.
Adelante olvídame.
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