jueves, 22 de abril de 2010

02

Sonidos sordos, cortados, espesos.
Azules hojitas de ciprés muerto
bajo un sol que apenas se ve por
la sombra centinela de las nubes,
se tambalean entre el bien y el mal.

Recojo uno a uno, con cuidado,
livianos pedazos de ti, y los lanzo
de nuevo al suelo y salto encima,
pisoteándolos y pateándolos
como hice siempre.

1 comentario:

Kurai dijo...

Sigue escribiendo, beibi!