Lentamente y sin dudarlo
el austero carmín que bañaba tus labios,
como dos amapolas carmesíes,
se fue marchitando y mudando el color.
Desflorándose en púrpura viva
instigado por rubios besos a escondidas,
a deshora y mal dados,
alteró su materia en áureos pigmentos.
Así, esas, ahora, amarillas amapolas
que amaban misteriosamente a la muerte,
amamantaron el amargo
amanecer de un nuevo día.
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3 comentarios:
poeta! :*
La he borrado porque me ha salido 2 veces =/
Aprovecho para decir:
culo!! caca!!
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