martes, 27 de abril de 2010

03

Lentamente y sin dudarlo
el austero carmín que bañaba tus labios,
como dos amapolas carmesíes,
se fue marchitando y mudando el color.

Desflorándose en púrpura viva
instigado por rubios besos a escondidas,
a deshora y mal dados,
alteró su materia en áureos pigmentos.

Así, esas, ahora, amarillas amapolas
que amaban misteriosamente a la muerte,
amamantaron el amargo
amanecer de un nuevo día.

3 comentarios:

Kurai dijo...

poeta! :*

Kurai dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kurai dijo...

La he borrado porque me ha salido 2 veces =/

Aprovecho para decir:

culo!! caca!!