domingo, 4 de abril de 2010

MUERTO HACE UN INSTANTE

¿Cuánto hace que he muerto...?
¿Tres, cuatro horas...?
Parece una eternidad.

Ya no recuerdo qué sentía al tocar una mano, oír una voz o comer un buen plato de sopa. ¿O era comer una mano, tocar una voz y oír un buen plato de sopa...?
No sé, no lo recuerdo.
No quiero recordarlo.
Prefiero seguir aquí tumbado.

Qué cómodo es este lugar, más cómodo que mi antigua cama, si mal no recuerdo.
¿Para qué tantas molestias para un simple muerto?
Estoy muerto, eso es todo, no necesito un impecable traje.

A todas estas... qué corbata más fea. Odio los colores pálidos, hacen que mis ojos pierdan su encantador brillo.
¿Mis ojos...?
No puedo abrirlos. Y mucho menos puedo verme reflejado en esta oscuridad perenne... y eso me cabrea, me cabrea mucho y hace que mi voz suene más grave de lo normal.

Espera...
¿Mi voz...? Se ha cortado. Sí... una prueba más de que estoy muerto.

Dormiré un rato... no sé, eternamente.